El 1° de septiembre de 1530, alrededor de las 10:30 a. m., ocurrió un terremoto que afectó a Cumaná y al Golfo de Cariaco, con una magnitud estimada de 7,5. Es conocido como el primer terremoto tsunamigénico registrado históricamente, no sólo en Venezuela, sino en el Caribe, y el primero documentado después del arribo de los colonizadores a América.
Según las fuentes históricas, el terremoto destruyó el pequeño fuerte que el capitán Jácome de Castellón había mandado a construir en la entonces conocida Nueva Toledo de Ocampo, hoy Cumaná. Así mismo, varios testigos presenciales reportaron un tsunami con olas cuya “altura superó la de los árboles” (equivalente a unos cinco a seis metros) destrozando el dique natural que unía la costa de Cumaná con la Península de Araya e inundando toda la planicie de la naciente ciudad. Es necesario recordar que en 1530 no había una gran ciudad que pudiese ser destruida por el terremoto, solo estaba la fortaleza de Castejón y unas pocas casas.
Según las investigaciones hechas en la materia, los terremotos secundarios causaron un “mortífero espanto”. Una de las fuentes históricas consultadas indica que “se reportaron muchas fuentes de aguas saladas mezcladas con asfalto y con olor a azufre, incluyendo la montaña que estaba al lado abierta y que dividió la sierra del golfo de Cariaco. Esto trajo como consecuencia que brotarán aguas negras y olores fuertes de las grietas producidas en el suelo”.
La magnitud de eventos sísmicos históricos como éste se conjeturan gracias al experto análisis de los datos relativos a la distribución de daños, expresados en términos de intensidades macrosísmicas. Es por ello necesario destacar la diferencia entre la magnitud, que describe la energía sísmica liberada en el foco o hipocentro del terremoto, medida cuantitativamente gracias a instrumentos, y la intensidad, que es la forma de medir un sismo evaluando su impacto material, mediante la apreciación cualitativa de los daños y efectos provocados por un terremoto, y los cuales dependen no sólo de las características intrínsecas del sismo, sino también de las condiciones geológicas locales, de la densidad poblacional, las tipologías y calidades constructivas y de la configuración urbana. El adecuado uso de estos conceptos permite comprender mejor la ciencia detrás de los terremotos.
El Terremoto de Cumaná de 1530 nos recuerda que Venezuela se encuentra en un contexto geodinámico importante y complejo por la interacción entre la placa del Caribe y la Suramericana, lo que origina actividad sísmica en el territorio nacional.
La planificación es la mejor herramienta para hacer frente a los terremotos; la prevención es la clave. Durante el sismo, debe mantener la calma y cubrirse debajo de una superficie estable. Después de un terremoto, tome precauciones.
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